lunes, 22 de junio de 2009

CRITERIOS DE DIAGNÓSTICO DEL DSM IV PARA EL TRASTORNO DE ASPEGER


Trastorno cualitativo de la relación, expresado como mínimo en dos de las siguientes manifestaciones:
Trastorno importante en muchas conductas de relación no verbal, como la mirada a los ojos, la expresión facial, las posturas corporales y los gestos para regular la interacción social.
Incapacidad para desarrollar relaciones con iguales adecuadas al nivel evolutivo.
Ausencia de conductas espontáneas encaminadas a compartir placeres, intereses o logros con otras personas (por ejemplo, de conductas de señalar o mostrar objetos de interés).
Falta de reciprocidad social o emocional.
Patrones de conducta, interés o actividad restrictivos, repetidos y estereotipados, expresados como mínimo en una de las siguientes manifestaciones:
Preocupación excesiva por un foco de interés (o varios) restringido y estereotipado, anormal por su intensidad o contenido.
Adhesión aparentemente inflexible a rutinas o rituales específicos y no funcionales.
Estereotipias motoras repetitivas (por ejemplo, sacudidas de manos, retorcer los dedos, movimientos complejos de todo el cuerpo, etc.).
Preocupación persistente por partes de objetos.
No existe un retraso clínicamente significativo para su edad cronológicaEl trastorno causa una discapacidad clínicamente significativa en el área social, ocupacional y en otras áreas importantes del desarrollo.
No existe un retraso clínicamente significativo en el lenguaje (pe: palabras sueltas a la edad de 2 años, frases comunicativas a los 3 años, en el desarrollo cognitivo, de habilidades de auto-ayuda y comportamiento adaptativo (salvo en la interacción social), o de curiosidad por el entorno.
No se cumplen los criterios de otro trastorno generalizado del desarrollo, o de
esquizofrenia.

TRASTORNOS QUE SE CONFUNDEN CON EL AUTISMO


Muchos síntomas del síndrome autista se encuentran presentes en otros trastornos o espectros, que al inicio del síndrome autista pueden confundirse. Estos son:
Trastorno de Aspeger: resulta difícil marcar los
límites que lo separan del trastorno autístico. En los criterios del DSM IV, la diferencia viene determinada por las habilidades lingüísticas, mejor desarrolladas en trastorno de Asperger que en el trastorno autístico. Sin embargo, algunos autores han definido criterios para el de trastorno Asperger, según los cuales la alteración del lenguaje es una condición obligada.

miércoles, 17 de junio de 2009

DIAGNÓSTICO DEL AUTISMO


Autismo y esquizofrenia
Existen diferencias en
cuanto a la edad de comienzo: la esquizofrenia raramente comienza antes de la adolescencia, mientras que el comienzo del autismo es anterior a los tres años.
En la fenomenologáa:en el
autismo no se dan los delirios y alucinaciones como en la esquizofrenia.
En la evolución: en la
esquizofrenia existen episodios con periodos de normalidad o próximos a la normalidad, mientras que en el autismo hay una persistencia de la alteración.
En la asociación con crisis epilépticas: aproximadamente la
cuarta parte de los autistas sufren accesos epilépticos en la adolescencia; sin embargo, tal asociación esrara en la esquizofrenia.
En la distribución por sexo: en la
esquizofrenia no se aprecia el notable predominio de varones (en una proporción de 4 a 1) que se da en el autismo. -
Autismo y retraso mental
Entre
autismo y retraso mental también existen diferencias, a pesar de que, al menos, el 75% de los niños autistas tienen también retraso mental (en la mitad de los casos severo o profundo).
En ambos casos se presentan accesos epilépticos; sin embargo, difiere la edad de comienzo: aparecen durante la primera infancia en el retraso
mental y durante la adolescencia en el autismo.
Se diferencian en los correlatos médicos(por ejemplo, el síndrome de Down es la causa más común del déficit mental, pero muy raras veces se asocia con autismo).
En la distribución por sexo:ligero predominio
masculino en el retraso mental frente a una proporción de 4 a 1 en el autismo.
En los modelos de déficit cognitivo: los niños autistas tienen una mayor probabilidad de
fracasar en tareas que requieren habilidades de abstracción, lenguaje y uso de significados. Mientras en el retraso mental hay un retraso generalizado en todas las áreas del desarrollo, en el autismo aparece una desarmonía evolutiva característica.
En la discriminación de las señales socioemocionales: muy dañada en el autismo, pero no en el retraso mental.
Autismo y trastornos severos del lenguaje receptivo
Los niños con un trastorno severo de comprensión lingüística pueden
manifestar conductas que evocan las del autista y los niños autistas presentan problemas lingüísticos que pueden ser muy semejantes a los trastornos de desarrollo del lenguaje. Hasta tal punto puede llegar a ser el parecido que algunos autores han defendido una continuidad entre autismo y disfasia receptiva, considerando incluso que el autismo consiste primariamente en una deficiencia del lenguaje receptivo que secundariamente daría lugar a las alteraciones conductuales de los niños autistas.
El diagnóstico diferencial se basa ante todo - tal y como han mostrado los trabajos de Rutter (1984) - en la observación del uso que el niño hace de los símbolos,
aparte del lenguaje hablado: los niños con trastorno del lenguaje utilizan gestos para hacerse comprender, manifiestan capacidad imaginativa para el juego...
Otros
elementos diferenciales son:
En el
lenguaje de los autistas aparecen anomalías que indican la existencia de pautas en el lenguaje no sólo retrasadas, sino claramente alteradas.
La distribución por sexo:
ligero predominio masculino en los trastornos del lenguaje e incidencia de cuatro varones sobre una niña en el autismo.
El peorpronóstico del síndrome autista.
Existe un déficit
cognitivo más amplio y más severo en el autismo, estando igualados en el nivel de deficiencia del lenguaje.
La persisten cía de conductas socioemocionales desviadas e inhabilidad comunicativa en los casos de autismo.
Permanecen, Sin embargo, según señalan Rutter y Schopler (1984), cinco grandes áreas de
controversia con respecto a los límites del autismo como entidad diagnóstica válida:
Síndromes pseudoautistas en niños con deficiencia mental severa.
Desórdenes pseudoautistas en individuos de inteligencia normal, sin graves retrasos en el
desarrollo general o específico.
Desórdenes pseudoautistas de aparición tardía que siguen a períodos prolongados de desarrollo normal.
Desórdenes severos que aparecen en la primera
infancia o en la niñez, caracterizados por gran número de conductas extrañas.
El área de intersección entre
autismo y desórdenes severos en el desarrollo del lenguaje receptivo.
Parece evidente, para estos autores, que no existe un punto de separación claro entre
autismo y otros desórdenes que comparten algunas características conductuales, pero que no satisfacen en su totalidad el conjunto completo de diagnósticos aceptados.

viernes, 5 de junio de 2009

¿Los autistas tienen sentimientos?


Es un hecho conocido por todos los padres y profesionales en la materia, que todos los niños autistas son altamente manipuladores con una capacidad para actuar el llanto para lograr su objetivo (estoy pensando seriamente proponer a mi hijo para que reciba el Oscar de la Academia al mejor actor). Erróneamente y aunado a la ceguera mental, algunos profesionales aseveran que los autistas no tienen sentimientos y mucho menos, la capacidad de amar.
Los autistas sí aman, solo que la forma en que lo demuestran es diferente a como nos lo enseñaron nuestros padres. Un niño “normal” nos dice que nos quiere, nos busca para invitarnos a jugar con él interactivamente,
muestra su sonrisa cuando nos ve y hace dibujos de sus papás para orgullosamente mostrarlo a sus amiguitos. Un autista no sabe la forma de comunicarnos que nos quiere, pero lo podemos notar porque busca estar donde estamos nosotros, su estado de ánimo cambia cuando nos acercamos, juega a nuestro lado (en lo suyo) o trata de imitarnos.
Así como les enseñamos a los autistas diferentes habilidades que van desde imitación, auto cuidado, cognitivas, etc. se le puede enseñar a
demostrar sentimientos. En el caso muy particular de mi hijo, quien tiene 9 años y es autista severo, habla muy poco y su entendimiento es bastante limitado, sin embargo, aprendió a dar besos, abrazos, sonreir y hacer diferentes caras (enojado, contento, etc.) y ahora que ya sabe demostrar su afecto, es sumamente cariñoso con la gente.
Los autistas sí sienten, aman y sufren al igual que nosotros, solo que no saben expresarlo de la
manera a la que estamos acostumbrados.

miércoles, 3 de junio de 2009

CARTA A MI HIJO AUTISTA


Hijo mío:
Aunque no sepas leer ni hablar, menos
comprender esta carta, es mi deseo comunicarte lo triste que me siento sin ti, tu escuela y mi trabajo nos mantienen físicamente alejados pero en ningún momento dejo de recordarte, tu eres mi motor en mi diaria lucha.
Cierto es que eres diferente, pero de eso no desprende mi tristeza. Yo te quiero y acepto tal como eres, si tu
situación requiere que recibas de nosotros todo nuestro tiempo es porque el destino ha decidido que luchemos juntos y tal vez, nunca separarnos.
Mi tristeza es por mi
egoísmo y vanidad, en que yo afirmo que mi mundo es real y el tuyo equivocado. No soy capaz de reconocer las cosas de otra forma que no sea la que me enseñaron mis padres, no se entender el cariño si no es con abrazos y gestos de amor.
Soy egoísta porque te hago luchar para ser como yo, donde te obligo a quererme de la única
manera en que mi pobre mente puede entender, que te comuniques conmigo utilizando mi lenguaje. ¡­Que tonto soy! Si fuese otra época, otro lugar, otra sociedad, posiblemente el normal serías tu y yo el del problema.
Mi tristeza, hijo, es porque me esfuerzo tanto en traerte a mi mundo que olvido
compartir contigo esos tiempos maravillosos que gozábamos juntos antes de que te diagnosticaran como “especial”. Mi mayor tristeza es porque siempre me has amado, ¡­lo se!, te siento y en tu silencio tus ojos brillan al verme. Yo, en cambio, no he sabido amarte de la manera que tu me entiendas.
El mundo en que vivimos te cataloga como
alguien que requiere atención y es por eso que deberás seguir luchando por ser “normal”, pero con el corazón en la mano te lo digo: Yo luchare contigo y aprenderé a conocer tu mundo y disfrutarlo. Tus regresiones serán nuestra hora de recreo donde podamos jugar y gozarnos mutuamente, como siempre lo habíamos hecho.
Te amo, Javiercito. Estoy
seguro que en un futuro cercano, encontraremos el punto medio de nuestros dos mundos y aprenderemos cada quien a vivir lo mejor de cada uno.